Pero antes de nada, ¿qué es un chatbot y para qué lo necesito?
Básicamente, un chatbot es un “robot virtual” capaz de mantener una conversación como si se tratara de una persona real, a través de un chat, utilizando “inteligencia artificial”. Las utilidades son infinitas: soporte técnico en una web, reservas en un hotel, disponer de un mayordomo virtual, etc…
Ahora bien, aunque la definición indica “inteligencia artificial”, la realidad es que la inteligencia artificial “pura” sale muy cara (ya veremos las diferencias entre sistemas expertos, sistemas cognitivos e inteligencia artificial en otro post) y muchos servicios recurren a “trucos” para simular un chatbot… sin ser un chatbot.
Opción 1: Desarrollar una “demo” del chatbot
Esta opción es la más económica y la que utilizan la mayoría de los sites. Consiste en desarrollar una capa muy visual que simule el chatbot, aunque por debajo no es el chatbot como tal. Se trata de una demostración “ficticia”, donde han desarrollado las preguntas y respuestas de forma ad-hoc, sin ninguna tecnología cognitiva, todo ello con estilos para dar la sensación de chat.
Opción 2: “Auto-responder” de mensajes
Esta opción también simula un chatbot (pero sigue sin serlo). La diferencia es que en este caso, este “chat” sí está conectado con una API que gestiona los mensajes, pero siempre son mensajes fijos (sin tecnología cognitiva). Este caso se suele utilizar para departamentos de soporte, de tal forma que el usuario escribe una duda, el “bot” responde automáticamente una frase predefinida (por ejemplo: “Dame unos minutos, en breve estoy contigo”) y como en este caso sí está conectado con una API, llega la solicitud al departamento correspondiente y finalmente una persona real chatea con el usuario.
Esta alternativa es más avanzada que la anterior, aunque el objetivo es diferente (el anterior es vender un producto y esta opción está más orientada a captar al cliente).
Opción 3: Chatbot real
Esta opción consiste en integrar completamente el chatbot en el site, a través de las integraciones de la API correspondiente (si dicha API lo permite). Es la opción más avanzada y costosa, ya que en este caso estamos hablando de un chatbot cognitivo y real, incrustado en el site.
Cada vez aparecen más servicios que ofrecen una API para gestionar la “inteligencia” de estos bots, la más conocida es la API de Google, API.AI (que ahora se llama DialogFlow). Desde este tipo de herramientas, se pueden crear los conceptos clave que entenderá el chatbot y cómo deberá actuar en cada caso. Esto, junto con el proceso “machine learning” que proporciona la plataforma, hará que el chatbot sea cada vez más inteligente conforme tenga más interacciones con humanos.
Definitivamente, quiero un chatbot
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The Black Box Lab
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